Niños y niñas de San Roque Ciudad llenaron en la tarde de ayer, jueves, el Salón de Actos del Edificio Diego Salinas con motivo de la celebración de la última sesión del “Cuento dinámico musical de Halloween”, que ha llevado esta semana la Red de Bibliotecas a cada uno de los cuatro distritos del municipio. Casi todos los pequeños acudieron disfrazados y participaron en los distintos juegos que se les planteaban.
La teniente de alcalde delegada de Bibliotecas, Mónica Córdoba, y el concejal responsable de San Roque Ciudad y de Juventud, David Ramos, asistieron a la sesión y pudieron comprobar el gran ambiente que se consiguió crear en el salón de actos. Hay que recordar que esta actividad comenzó el lunes en Pueblo Nuevo, el martes se desarrolló en Taraguilla, el miércoles en Puente Mayorga y ayer finalizó en el Diego Salinas.
A lo largo del relato del “Cuento dinámico musical de Halloween” se sucedían diferentes escenas con sonidos en directo ejecutados con instrumentos musicales, bailes, improvisaciones, imitación de movimientos y sonidos… De una duración aproximada de 60 minutos, se animaba a los pequeños a que acudan disfrazados para participar en distintos juegos.
Uno de estos juegos es el del murciélago: basado en el tradicional juego del pañuelo, a cada uno de los niños se les asignaba un personaje diferente (zombies, vampiros, monstruos, brujas) y debían recoger el pañuelo (en este caso un murciélago) imitando al personaje correspondiente.
Otro es el “juego del zombie hambriento”, en el que uno de los monitores, disfrazado de zombie, era el encargado de comenzar esta actividad. Si este personaje pillaba a un niño, este niño se convertía en zombie y tendía el poder de convertir a otros niños y así sucesivamente. La actividad finalizaba cuando todo el grupo acababa convertido en zombies.
En el “monstruo favorito” cada uno de los niños tenía que subir al escenario para imitar a su personaje terrorífico favorito (bruja, monstruo, zombie, vampiro, murciélago). El resto debía adivinar de qué personaje se trataba.
Hay otro llamado el “juego de aros”, en el que los participantes tenía que desplazarse por la zona mientras la música estaba sonando. Cuando la música paraba, todos los niños debían ir a cualquiera de los aros lo antes posible.
También se llevó a cabo una gymkana, una búsqueda dinámica de pistas literarias que finalizaba en una historia popular de Halloween, tema que también protagonizaba las adivinanzas que tenían que ir resolviendo los participantes.
En cuanto a la “bruja quitavocales”, se iban quitado las vocales de diferentes palabras, y los niños tenían que adivinar de qué palabra se trataba.
Había también un “baile monstruoso”, una variación del juego de las estatuas en el que los niños debían imitar personajes que se les iba diciendo hasta que la música paraba y todos debían congelarse.
Además, se llevaba a cabo la “pesca del sombrero de bruja”, en el que los niños (por grupos) debían introducir una anilla por el pico del sombrero.
Por último, podían realizar “pintura emocional evocada”, consistente en que durante la escucha de una canción, los participantes debían dibujar lo que les evocaba la misma.
